Ver un kart deslizarse al abordar una curva o a dos ruedas, es algo cuanto menos extraño en el karting actual. No hace demasiado, sin embargo, era algo más habitual...
El artículo sobre test comparativo entre un kart FSA 100cc de los 90 y un OK actual, publicado en Vroom la semana pasada (ENLACE), refrescó en el recuerdo de los nostálgicos, la llamada década de oro del karting. Las diferencias técnicas de entonces, se reflejaban también en el pilotaje, en ocasiones muy diferente al de hoy día, ofreciendo imágenes algo habituales entonces, que resultan difíciles de ver en la actualidad, como la de un kart a dos ruedas al límite del vuelco en una curva, o entrando en las mismas deslizando.
Conducir el kart deslizando (principalmente al entrar en las curvas) se considera hoy en día como el peor de los 'pecados' de conducción. Desde el principio, a los pilotos se les enseña cómo la conducción limpia resta tiempo al crono en términos de tiempo por vuelta, y esto es cierto. Pero si miramos al pasado, las imágenes de karts deslizándose, a veces incluso de forma agresiva, eran ciertamente más frecuentes, debido a que los neumáticos eran diferentes, también el peso de los karts y las inercias, la potencia de los motores, de manera que en ocasiones, un ligero deslizamiento podía resultar más efectivo.
Curiosamente, en esa misma época, se podía observar una imagen completamente opuesta al deslizamiento, cuando el exceso de grip, hacía que el kart se pusiera a dos ruedas en las curvas. Sandro Marra, piloto que acarició dos títulos mundiales en los años 90, y que participó en el test junto a Lorenzo Travisanutto, lo recordó para Vroom «en la década de 1990, los cientos de pilotos que entrenaban los días previos a una carrera, solían pasar con máquinas 'barredoras' por la noche para quitar la goma del asfalto, y a veces ni siquiera podían hacerlo: ¡había costras de goma de 5-6 centímetros de altura!. Con esos karts y con esos neumáticos había que tener mucho cuidado donde ponías las ruedas, era cuestión de hacerlo precisamente en ese lugar concreto, en la trazada justa: todo dependía de donde pusieras las ruedas, si pasabas justo por encima de la zona con goma o no lo hacías por poco. Todo ello hacía posible una de las imágenes más recordadas de la época, cuando los karts se ponían a dos ruedas «con esos neumáticos si no te apurabas a la hora de pisar el acelerador… ¡te caías del kart!».