Si hace un año Pedro Hiltbrand se vio obligado a tomar un parón en las carreras por culpa de una lesión intercostal, ahora es Jaime Alguersuari, quien al poco tiempo de su vuelta a la competición, se ha visto obligado a bajarse del kart a causa de una doble fractura de costillas, tras sufrir un fuerte esguince en la mismas. Las lesiones costales afectan en algún momento, con gravedad variable, a casi todos los pilotos, no solo a los recién llegados a nuestro deporte, sino también a otros tras muchos años al volante. Rescatamos de nuestros archivos, un artículo que creemos es de interés para todos los kartistas, para recordar información y consejos que conviene no olvidar.
Para los recién llegados al karting, las molestias en la zona costal, pueden aparecer a los días, semanas o incluso meses después de comenzar a rodar en kart, provocando un dolor intenso que nos impide disfrutar al volante, en el peor de los casos, por un largo periodo de tiempo.
A diferencia de otras dolencias, que podrían permitirnos pilotar aunque fuera con molestias o por debajo de nuestras posibilidades, la lesión intercostal, puede producir un dolor lo suficientemente intenso, como para impedirnos por completo el pilotaje. Éste no sólo limitará o imposibilitará que nos subamos al kart, también realizar ciertos movimientos cotidianos, afectándonos incluso al cambiar de postura al dormir, o simplemente, al toser o estornudar.
Pero incluso después de años rodando, tras un largo periodo de inactividad, como por ejemplo tras el pasado confinamiento, es una lesión que puede aparecer. Por eso es importante comprender a qué se debe, cómo tratarla y cómo evitarla.
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¿Cómo se produce?
Para comprender la lesión, hay que tener en cuenta que un kart no tiene suspensiones, y nuestro cuerpo, principalmente el tronco o "core", recibe directamente, a través de un asiento rígido, todas la irregularidades del terreno o los bordillos cuando los atacamos de forma agresiva, así como las fuerzas centrífugas o impactos con otros kart en caso de choque, protecciones del circuito en caso de salida de pista...etc. En definitiva, pequeños pero continuos traumatismos en la zona, que podrían derivar en la famosa lesión.
¿Qué es?
Si no conocemos lo común de esta lesión en nuestro deporte, podremos pensar incluso que sufrimos una fisura en alguna costilla, algo que por norma general no sucede a no ser que hayamos sufrido un accidente o fuerte impacto pilotando. En la mayoría de los casos, fruto de los pequeños traumatismos mencionados, sufriremos una lesión en la musculatura intercostal, que podría afectar a los tejidos nerviosos que unen las costillas o los ligamentos también presentes en la zona, derivando en el peor de los casos, en una periostitis o inflamación del periostio de las costillas, el tejido fibroso o membrana que une los músculos a los huesos del costado.
Para casos más severos como el último mencionado, es importante señalar la importancia de acudir a nuestro médico, para que sea él quien nos confirme la lesión e indique el tratamiento a seguir, por lo general, con antiinflamatorios y en casos extremos, infiltraciones. Para los casos más leves, los geles y pomadas antiinflamatorias también pueden ser de gran ayuda, a la hora de aliviar el dolor y combatir la inflamación.
En cualquier caso, el reposo será determinante en nuestra recuperación. Por ello, si no tenemos una competición, es importante contener las ganas de rodar, hasta estar mínimamente recuperados, ya que saltarnos un fin de semana de kart (o varios), puede evitar que nos veamos obligados a perder muchos más después.
Prevenir antes que curar
Para minimizar las posibilidades de sufrir esta lesión o que no vaya a más en caso de sufrirla, es importante actuar tanto en nuestro físico, como en nuestro kart. En lo que se refiere a nuestra preparación, es necesario que toda la zona se habitúe de forma progresiva a ese stress, adquiriendo la suficiente resistencia. Para ello, deberemos realizar ejercicios que refuercen toda la musculatura de la zona costal, además de acumular vueltas subido a nuestro kart. Máxime si comenzamos a sentir alguna molestia, será necesario comenzar las tandas de forma progresiva, de manera que la presión que reciben las costillas, se haga de manera gradual, antes de rodar a nuestro máximo ritmo.
Asiento
El asiento es otro factor de suma importancia, ya que uno que no se adapte correctamente a nuestro cuerpo, o sea de talla equivocada, puede ser causa de molestias en la zona costal, o agravar el problema una vez que aparece. También deberemos observar que los tornillos a través de los cuales se fija el asiento al chasis, estén protegidos adecuadamente con los pernos planos, suavizando su relieve, así como los que fijen las piezas de lastre, en caso de llevarla en esa zona del asiento.
Protección adicional
Adicionalmente, con el fin de limitar los impactos, podemos "acolchar" nuestro asiento en la zona donde nuestras costillas ejercen más presión sobre éste, con láminas adhesivas de polietileno, expresamente fabricadas para este propósito, que se adaptan a la forma y curvatura de nuestro asiento. También podemos fabricarlas nosotros mismos cortando láminas a partir de esterillas fitness y adherirlas con cinta americana. Es importante que estas queden bien fijadas y sean del grosor adecuado, sin olvidar que las sensaciones y reacciones del kart, el piloto las recibe principalmente a través del asiento, por lo que un excesivo "confort" es desaconsejable,
Costillar
Sin duda, es el elemento más importante a la hora de protegernos contra esta lesión y evitarla. Los costillares o protectores de costillas, han evolucionado desde los primeros modelos básicos de hace años, hasta los modernos de hoy, como los de nueva generación, con protección pectoral, de uso obligatorio en competiciones FIA Karting. Existe una gran variedad de modelos con diferentes precios en el mercado, siendo importante, como ocurre en el caso del asiento, que se adapte bien a nuestra fisionomía y lo adquiramos de la talla correcta, siendo la postura de sentado en el asiento, la ideal para probarlo, ya que es ésta y no no de pie, en la que lo utilizaremos como elemento de protección.