Enero es uno de los meses más fríos del año, lo que no debe impedir que disfrutemos de nuestro kart, así como de extraer el máximo partido a nuestro material, para lo que deberemos tener en cuenta, algunas consideraciones técnicas.
Con el invierno llega, como es natural, el frío, y al ser el kart un vehículo desprovisto de carrocería que lo proteja del aire, sentimos las inclemencias del tiempo de manera directa. Si somos unos apasionados de este deporte, eso no impedirá que acudamos al circuito a pilotar nuestro kart, pero será necesario tomar una serie de precauciones y consejos técnicos.
Si salimos a pista un día en el que la temperatura ambiental es muy baja o se acerca a los cero grados, lo primero que percibiremos es que nuestro kart, seguramente comenzará a resbalar notablemente más. Esto se debe a varias razones: los neumáticos se calientan menos o tardan mucho más en subir de temperatura, y por esta razón, no podremos afrontar las curvas a la misma velocidad a la que estamos acostumbrados; pero ir más lento, también hace que sea más difícil poner carga en la zona correcta de los neumáticos para calentarlos adecuadamente, por lo que entramos en un círculo vicioso difícil de salir.
La primera advertencia "mecánica" es hacer que los neumáticos "trabajen" más, aumentando la carga sobre estos. A continuación será necesario intervenir sobre el ancho de eje, especialmente el trasero, para que la fuerza centrífuga en la curva genere mayor peso y presión sobre la banda de rodadura. Con el mismo propósito, se puede aumentar la altura del chasis, tanto delante como detrás, así como la del asiento. En esta configuración básica, podríamos también considerar el montaje de bujes más largos, que transfieren más directamente la carga sobre los neumáticos.
Hay que tener en cuenta, sin embargo, que algunos chasis tienden a rendir menos si no reciben suficiente "palanca" entre las ruedas y los cojinetes traseros, un factor que puede influir decisivamente en el comportamiento en la pista. Por lo tanto, en caso de problemas, es aconsejable comenzar a hacer algunos "experimentos", por ejemplo, trabajando a la altura del tercer rodamiento en el eje y comprobar qué reacciones ocurren al apretarlos o aflojarlo.
Esta es una primera operación bastante simple que, sobre todo, permite verificar rápidamente en qué dirección es más productivo apuntar, es decir, hacia una mayor rigidez o en favor de la flexibilidad del área. Porque siempre debemos recordar que no todos los chasis reaccionan de la misma manera, y que las situaciones casi nunca son "coherentes" y unívocas: a veces las condiciones son tales que se obtiene el efecto deseado yendo completamente al contrario de lo que siempre se hace...